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De la Tierra a la Luna

XVII
Un parte telegráfico

Pudiérase decir que estaban terminados los grandes trabajos emprendidos por el Gun-Club, y, sin embargo, tenían aún que transcurrir dos meses antes de enviar el proyectil a la Luna. ¡Dos meses que debían parecer dos años a la impaciencia universal! Hasta entonces los periódicos habían dado diariamente cuenta de los más insignificantes pormenores de la operación, y se devoraban con avidez sus columnas; pero era de temer que en lo sucesivo disminuyese mucho el dividendo de interés distribuido entre todas las gentes, y no había quien no temiese que iba a dejar pronto de percibir la parte de conmociones cotidianas que le tocaba.

No fue así. El más inesperado, el más extraordinario, más increiíble, más inverosímil incidente volvió a fanatizar los ánimos anhelantes y a causar en el mundo una sorpresa y una sobrexcitación hasta entonces desconocidas.

El día 30 de septiembre, a las tres y cuarenta y siete minutos de la tarde llegó a Tampa Town, con dirección al presidente Barbicane, un telegrama transmitido por el cable sumergido entre Valentia (Irlanda), Terranova y la costa americana.

El presidente Barbicane rasgó el sobre, leyó el parte, y, no obstante su fuerza de voluntad para hacerse siempre dueño de sí mismo, sus labios palidecieron y su vista se turbó a la lectura de las veinte palabras del telegrama.

He aquí el texto del telegrama, que se conserva aún en los archivos del Gun-Club:

Francia, París.
30 septiembre, 4 h. mañana.

Barbicane. Tampa, Florida, Estados Unidos.

Reemplácese granada esférica por proyectil cilindrocónico. Partiré dentro de éste. Llegaré vapor Atlanta.

Miguel Ardan.


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