Mucho antes de escribir sus más famosas novelas, Julio
Verne se complacía escribiendo durante sus días de juventud. Varios
fueron los géneros que, en su juventud, el joven francés plasmó bajo su
pluma. Obras de teatro, poemas, historias cortas, algún que otro
artículo. Todas ellas ya mostraban — aunque la mayoría de estos trabajos
no fueron publicados hasta años después — lo que sería el Verne de Los
viajes extraordinarios, porque en muchas de ellas se veían las ideas
y el estilo que poco después le proporcionaría su magistral entrada en el
mundo de las letras.
En medio de los años cincuenta, el matrimonio constituye para Verne una
importante preocupación. A su madre que le habla constantemente de
proyectos matrimoniales, le responde con tono cínico, recordándole que
los amores infelices de su juventud estaban tan vivos que le impedían
contraer vínculos conyugales. Es por esta época que Verne pasa a ser
miembro de un grupo parisiense, “Los once sin mujer”, compuesto por
solterones empedernidos. Es el propio Verne, quien se mofa de muchos de
sus amigos, cuando éstos desertan y se aprestan a casarse. Para él, todo
matrimonio es objeto de burla.
La burla y el tono irónico, en ocasiones bufón, también están presentes
en una de aquellas historias de juventud, la cual Verne titula El
matrimonio del señor Anselmo de los Tilos.
Aún no se ha podido determinar la fecha de redacción de la historia.
Olivier Dumas la ubica en el año 1855, apoyándose en que Verne había
cumplido en este año sus veintisiete primaveras, es decir la edad que le
atribuye a su marqués. Esto nos situaría exactamente dos años antes de su
matrimonio. Por otra parte, otro de los estudiosos de la obra verniana,
Daniel Compère la ubica dos o tres años más tarde. Lo cierto es que el
manuscrito aun cuando está firmado no tiene fecha de redacción.
El manuscrito original de la historia —que no fue publicado, porque como tantos otros podían ser considerados como marginales en aquella época — quedó en posesión de la familia Verne hasta el 8 de julio de 1981, cuando la villa de Nantes se decidió a adquirirlo a la muerte de Jean-Jules Verne, nieto del escritor.
Anteriormente, en 1971, Charles-Noël Martin habla de la existencia de esta historia en su bibliografía Jules Verne, sa vie et son oeuvre situándola entre las piezas de teatro sin fechar. André Bottin, en 1978, la cita en su bibliografía de manera idéntica. El primero en clasificar correctamente la historia es Daniel Compère, en 1978, en una bibliografía publicada por el Centro de documentación de Amiens.
La venta de los manuscritos a la villa de Nantes en 1981, permitió que, un año más tarde, Daniel y Olivier estudiaran el manuscrito. Luego, en 1985, Piero Gondolo della Riva la cita en su famosa bibliografía sobre las obras de Verne. Pero aún la historia no había sido publicada y continuaba — al igual que otras — siendo inédita. Sףlo quedaba publicarla a fin de que el lector pudiera encontrar a un Verne desconocido, a un Verne pleno de humor e ironía, a un Verne imbuido de una gran influencia teatral, que lo hace crear al decir de algunos especialistas, su mejor vodevil.
No fue hasta 1991, que la villa de Nantes en su colección de historias cortas Manuscrits nantais ponía a disposición — por primera vez — de los lectores la tan esperada historia, la cual fue publicada junto con otro gran número de obras también inéditas. Luego, vendrían otras dos ediciones de la historia. En el propio año 1991, Jean-Michel Margot, publicaba una versión anotada y completa y en el año 1993 volvía a aparecer junto a otras en el libro San Carlos et autres récits inédits editado en la villa de Nantes por Christian Robin.
Existen dos interesantes direcciones en el contenido del relato. Primeramente, el tono burlesco que Verne da al matrimonio, y para esto lo hace por intermedio de su personaje principal, el marqués Anselmo de los Tilos, que representa el último de una descendencia de noble linaje próxima a extinguirse. La mofa, los juegos de palabras, la ridiculez de los nombres propios de los personajes son elementos visibles al hacer una primera lectura de la obra. Los ejemplos extraídos de la gramática de Lhomond y las citas de Virgilio le permiten al joven autor trazar a través de todo el relato una relación humorística entre la gramática latina y el matrimonio.
El segundo punto que retiene la atención es el importante rol jugado por la gramática y literatura latinas. Propiamente hablando, no es que el autor haga prueba de erudición. Los conocimientos manifestados aquí son aquellos que se podía escuchar de todo bachiller al terminar los estudios secundarios clásicos en Francia. La lengua latina — a la cual Verne le dedicaba cierto tiempo de estudio — constituye uno de los principales motores impulsores de la obra y los recuerdos de las conjugaciones y las declinaciones que debió aprenderse de memoria debían haberle venido a la mente del joven escribano mientras la escribía.
Muchos son los que argumentan que Verne tomó varios de los elementos de su vida diaria para concebir la esencia de la historia. Se dice que Verne originó un gran número de cuentos tomando como base a sus viejos profesores del liceo y a la aristocracia provincial de su villa natal. Además se ha dicho que la villa de C... — la de la historia — es sin dudas su natal Nantes y el devoto Naso Paraclet, latinista y discípulo de Lhomond representa seguramente a un profesor del colegio Saint-Stanislas, escuela donde Verne estudiף durante muchos años, en particular en 1842, donde el personaje principal de la historia celebra sus 27 años.
Verne, además nos hace ver en esta historia uno de sus rasgos distintivos durante toda la serie de Los viajes extraordinarios: el juego de palabras, la formación de nombre propios a partir de combinaciones de palabras que luego le dan un sentido al nombre en sí.
En el relato casi todos los nombres de los personajes tienen influencia latina. Tomemos por ejemplo, el de la señora Mirabelle. Este nombre proviene de las palabras latinas mirari que significa “admire, contemple” y bellus, que significa “bello”. El nombre del presidente Pertinax esta formado por per (de un lado al otro) y tenere (tener), lo cual le da el sentido de que es una persona testaruda, obstinada. Maro Lafourchette hace referencia a Virgilio —el autor de La Eneida—, cuyo nombre latino completo es Publius Vergilius Maro. Naso hace referencia a Ovidio cuyo nombre completo es Publius Ovidius Naso. También Paraclet que es su apellido es uno de los nombres con el cual se designa al Espíritu Santo. A su vez, el propio nombre de Naso, pronunciado bastante similar a la palabra francesa nasal da la sensación de imaginar al profesor con un apéndice nasal de una dimensión poco habitual. El nombre de la familia del personaje principal, proviene a su vez del nombre de una planta.
Once años después de aparecer aquella primera edición francesa, aparece por primera vez en el mundo hispano la traducción española de El matrimonio del señor Anselmo de los Tilos, obra extremadamente difícil de traducir a cualquier idioma dada la cantidad de expresiones en latín que adornan la obra, además del constante uso que Verne hace de palabras antiguas del idioma francés, de los juegos de palabras y de las expresiones de doble sentido.
Quiero agradecer a Jean-Pierre Boutin y a Jean-Michel Margot, quienes generosamente me ayudaron en el esclarecimiento de muchas de las expresiones de difícil traducción dentro de la historia.